Un clima especial se sintió desde muy temprano en las afueras del Luna Park, y no era exactamente por el amenazante cielo que cubría toda la Ciudad, Korn volvía a nuestro país y más de siete mil almas metaleras querían presenciar ese momento.
Seguramente a todos los que llenaron el estadio se les puso la piel de gallina ni bien Jonathan Davis pisó el escenario y la introducción de Issues retumbó en sus oídos. Ese fue el principio de una noche intensa, en la que los californianos repasaron en una hora y media la gran mayoría de sus clásicos.
Desde un principio James Munky se ganó el cariño de toda la gente gracias a su gran carisma, sus poderosos riffs y la locura para moverse por el escenario. Fieldy tampoco perdió el tiempo, y tal vez sin tanto carisma pero con gran destreza logró cautivar a todo el público presente.
El primer gran momento de la noche se dio cuando Ray Luzier – reemplazante de David Silveria en la batería – dio comienzo a Coming Undone. Como ya es costumbre en los shows de Korn, el grupo unió la canción con el clásico We Will Rock You de Queen que hizo que los siete mil metaleros golpearan sus manos al compás de la batería incitados por el mismísimo Davis.
Here To Stay desencadenó uno de los pogos más grandes de la noche que hizo vibrar las paredes del Luna y llevó a que por primera vez en la noche (la primera de unas cuantas) Jonathan tuviera que tomar aire de una maquina que lo esperaba al lado de la batería. El ritual se repitió casi sin excepción luego de cada tema del grupo.
El “Olé, Olé, Olé…” de la gente interrumpió al cantante cuando intentaba presentar Olidale, primer tema de su noveno disco titulado Korn III: Remember Who You Are que verá la luz en julio de este año. La noche continuó a puro hit con Did My Time, Throw Me Away y Freak on a Leash que estuvo antecedida por una magnifica zapada de batería y bajo que demostró el potencial de estos terribles músicos y dejó a más de uno con la boca abierta.
Cuando parecía que la noche iba llegando a su fin la guitarra de Munky empezó a sonar y al grito del clásico “Are you ready?” Jonathan Davis arrancó a cantar Blind. Seguramente para muchos este fue el mejor momento del recital y el intenso pogo que se generó en el centro del Luna lo demostró. Sin embargo, éste no era el último de Korn, todavía había tiempo de más.
Después de descansar unos minutos detrás del escenario, la banda salió para hacer los últimos tres temas de la noche. El primero en salir fue Jordan con su gaita y le dio inicio a Shoots and Ladders de su primer álbum. Los recuerdos inundaron el campo y más de un treintañero sintió la nostalgia de aquellos primeros años del grupo. Para cerrar la noche hicieron Got The Life, acompañados por todo el estadio que aplaudió y siguió la batería de Ray.
“Muchas gracias Buenos Aires. Espero verlos dentro de poco. ¡Son un público increíble!” fueron las últimas palabras de Davis que fue el primero en abandonar el escenario. Munky y Fieldy se quedaron regalando púas y saludando a la gente ambos con una bandera de argentina sobre sus hombros.
Sin duda la nueva visita de Korn dejó en claro varias cosas. En principio que hacía falta un show como el de anoche para demostrar que Korn puede llenar un estadio solo y no necesita de grandes festivales para lograr una convocatoria masiva. Segundo que sus hits no se oxidan con el tiempo y cada vez que Munky arranca un riff conocido hace vibrar a cualquier persona que lo escuche. Y por último, que su noveno álbum dará que hablar, aunque seguramente para poder asegurar eso habrá que esperar un tiempo y poder escuchar Korn III en su totalidad.
Testigo Falso
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